Mapa Ámbitos de Actuación del Educador Social
Los ámbitos de actuación de un educador social son infinitos. Infinitos como la diversidad de problemas que puede tener una persona. Infinitos como la cantidad de soluciones que tienen los mismos.
Pero yo os voy a plantear en este mapa conceptual 4 de ellos, los 4 que más me llaman la atención a mi personalmente, y a los que me gustaría dedicarme en un futuro como profesional.
Empecemos por el que es quizás más peliagudo: La drogodependencia. La droga es un problema social que es coexistencial al ser humano. Por la forma en la que funciona nuestro cerebro, tendemos a desarrollar patrones de conducta, que cuando nuestro organismo detecta que son buenos o le producen placer, refuerza para que lo sigas realizando. Comer algo que nos gusta nos incita a comer más de ese alimento. Las endofrinas que secretamos tras la realización de ejercicio físico nos hace querer practicar más al día siguiente. La dopamina que secreta nuestro cerebro tras la dosis de cocaína nos hace querer una más casi al instante.
Debemos entender que la drogadicción es una enfermedad como cualquier otra, y que supone no sólo problemas de salud para el afectado, sino problemas sociales. Debemos ayudar a eliminar el estigma social que sufren las personas drogodependientes, y también, como he dicho ya varias veces, ayudarlas a salir de esa situación.
La diversidad está doblemente comentada en este mapa conceptual. Tenemos diversidad afectivo sexual, y diversidad funcional. Las he separado, porque creía que ambas se merecían la atención individualizada, pero aquí voy a hacer una reflexión en conjunto de las dos.
Durante los últimos siglos, los varones, heterosexuales, de clase media, y blancos han sido la clase privilegiada que ha dominado el mundo a nivel político, oprimiendo y discriminando a todo colectivo que no entrase en sus patrones de normalidad.
Las mujeres, las personas racializadas, las personas que no fuesen cristianas, las personas del colectivo lgtbi, las personas con diversidad funcional... Todos forman un grupo enorme al que la sociedad ha fallado en una medida u otra, al no atender a sus derechos ni a sus necesidades particulares durante muchísimo tiempo. Este grupo ha visto sus derechos violentados e ignorados. Han visto sus vidas cambiadas por costumbres de las que no formaban parte pero que aún así, dictaban su vida. Y esto debe cambiar. Todo el mundo debe tener un hueco en la sociedad. Todo el mundo debe poder ser aceptado y tratado como se merece.
Y por último, hablemos de los menores, quizás, el grupo más desprotegido por su dependencia económica y legal, además de por su falta de madurez física y mental.
En mi opinión, a infancia y adolescencia son los periodos más importantes del desarrollo de una persona. Los hábitos que se desarrollen durante ellos nos marcan durante toda la vida. Las primeras experiencias, los primeros aprendizajes, son los cimientos sobre los que construimos nuestra personalidad, nuestras aficiones, nuestra vida. Por ello es sumamente importante proteger a los menores. Porque su vida está cimentándose, y una piedra mal colocada puede hacer que se tambalee todo un edificio. Debemos conseguir que todos los menores se críen en un ambiente que les permite crecer, madurar, y volverse personas independientes, para que puedan llevar una vida conforme a su proyecto vital.
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